El único farolito vivo de la plaza de la vuelta. Queriendo caminar a expresión de supervivencia. Prendió su cuerpo y sacando apoyo. En una iniciada longevidad, pretendiendo escapar. En lapsos donde se queda dormida la luna y las sombras se confunden con la oscuridad. Desgarro sus raíces de pilar a dos metros, hacia el centro de la tierra. De árbol en árbol emboscando de banqueta a hojas secas explorando. Sintió la integridad del ser libre. Parpadeando risueña y levantando polvo. Recorriendo lo que antes su luz rescataba de lejos. Grito !Soy libre! tan fuerte que la luna despertó sorprendida. Alumbrando todo y dejando a descubiertas la falta de un farolito. Corrió deprisa, tan lejos el farolito escapando, que lo lejos queda cerca. Sin prender luz cualquiera y encontrándose con un sol mañanero. A descanso bienvenido, cerró sus ojos vencido del cansancio Volviendo abrirlos por la noche en la misma plaza despertó sorprendido. Con la luna durmiendo nuevamente y dejando entre sombras la oscuridad viviente. Un farolito que de noche se cuenta que pasea por las calles sintiéndose libre. Una luna ambivalente y un farolito sonámbulo en la plaza de la vuelta, que hace el trabajo de la luna, para iluminar las sombras que quedan pendientes |
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