Sigue durmiendo, que no te despierto
Dormida quietamente detenida, adobada entre sábanas estás, tus ojos mundos perfectamente cerrados, tu cuerpo contraído, flor que aún duerme.
Tu respiración al compás de mis instintos, tus labios puerta entreabierta al milagro de tus besos, tu cuello brillante, augurando milagrosas pecas sobre tu pecho, tus senos mirando hacia el cielo, dichosos ellos mismos, tu vientre blanco, sostenedor del portal circular de tu inquietud, tu sexo, montecillo vivo, enjaulado, acuático, tus piernas largas, como caminos hacia tus pies.
Sigue durmiendo que no te despierto, hoy me desvelo admirándote mujer. |
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