Carta de despecho que nunca llego a destino de un hombre que no olvida
Y ahora te puedes olvidar porque el tiempo pasó y el tren cambió de rumbo mientras tú crees que mi corazón es de mentira y me miras presumida creyendo que tus ojos me miran como ayer.
Podrás decirme te quiero al oido de cerquita rozándome apenitas con tu lengua de fuego.
Me haré el desentendido y parecerá que somos unos extraños en el mundo de las mentiras donde se juega constantemente a decir la verdad, escúchame.
Que te vaya bien avispa inmortal que pica y regresa gata traicionera que araña cuando acaricia que dejaste este corazón en la hoguera del recuerdo de ti de ti y de ti.
Pero quiero que te quede claro que no te quiero ver ni la sombra de la sombra que se va porque te aseguro que no caigo en tu trampa mortal otra vez no lo olvides, recuérdalo, recuérdalo y recuérdalo.
Regrésame eso si y es lo último que te pido los besos y los abrazos que te di para mostrarte enterito mi rencor doloroso, inmortal, impotente y magnánimo.
Porque hasta estos ya no los quiero márchate de una vez ya, de una vez márchate que aun cuando quiero decirte hasta nunca me doy el tiempo para decirte hasta siempre, hasta siempre y hasta siempre. |
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